*Urgen medidas para combatir el cambio climático en el orbe
*Peores efectos que la pandemia de la Covid-19
En los próximos 30 años el cambio climático afectará profundamente la vida en la Tierra, según las investigaciones publicadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Si el mundo no reduce a cero las emisiones de dióxido de carbono para 2050, los efectos serán devastadores, advierte.
La acumulación de CO2 en la atmósfera podría alcanzar las 540 partes por millón. En consecuencia, los efectos del calentamiento global provocarán enfermedades, escasez de agua, sequías y lluvias torrenciales. Se prevé que el cambio climático ponga en peligro a 5,000 millones de personas de aquí a 2050.
Lluvias
En 2050, aproximadamente el 22% de las principales ciudades, los centros urbanos más grandes del mundo, se enfrentarán a altas temperaturas y al riesgo de inundaciones y sequías. Las lluvias serán hasta un 7% más voluminosas por cada grado centígrado en todo el planeta.
Londres, por ejemplo, puede no ser una ciudad costera, pero al estar aislada por el río Támesis y otros afluentes, corre el peligro de inundarse y quedar sumergida. La metrópoli podría acabar inundada en pantanos tropicales.
La proyección muestra además que el aumento de un metro en el nivel del mar también aumentará la posibilidad de inundaciones unas 200 veces para Nueva York y mil veces para Calcuta.
Sequías
Los países tropicales, como Brasil, son los que más sufrirán el cambio climático. Se prevén tanto inundaciones como períodos de larga sequía.
En el caso de la Amazonia, las previsiones son aterradoras: puede convertirse en una gran sabana degradada. En otras palabras, pasará de ser un bosque húmedo, rico en fauna y flora, a un bosque seco de pastos deteriorados.
Además, se prevé que 350 millones de personas sufran la falta de agua debido a las sequías. Los periodos de sequía prolongados también podrían dañar la ganadería y la agricultura en todo el mundo.
Enfermedades
El cambio climático también es perjudicial para el ser humano en lo que respecta a las enfermedades infecciosas. Las altas temperaturas favorecen, por ejemplo, la propagación de patologías transmitidas por vectores que aprovechan el aumento de las temperaturas.
Enfermedades como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y el zika utilizan a los mosquitos como vectores. El hábitat ideal para la proliferación de estos insectos son los lugares cálidos y húmedos. Además, el calor acelera el ciclo vital del mosquito e intensifica la reproducción del virus en su interior, lo que aumenta las posibilidades de infección. También debido al cambio climático, más de 51.3 millones de personas que viven en África Occidental corren el riesgo de contraer malaria en 2050. En otras palabras, existe la posibilidad de que aumenten los casos de enfermedades infecciosas y se produzcan epidemias en los países de la región.