{"id":21239,"date":"2024-04-26T08:36:57","date_gmt":"2024-04-26T14:36:57","guid":{"rendered":"https:\/\/mosaico-informativo.com\/?p=21239"},"modified":"2024-04-29T16:16:40","modified_gmt":"2024-04-29T22:16:40","slug":"columna-diario-de-campo-19","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/mosaico-informativo.com\/columna-diario-de-campo-19\/","title":{"rendered":"Columna Diario de Campo"},"content":{"rendered":"
Ruido y ciudad<\/p>\n
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Luis Miguel Rionda Ram\u00edrez<\/p>\n
La ciudad de Guanajuato, donde he habitado la mayor\u00eda de mi existencia, es una entidad urbana con condiciones muy especiales. Nacida de las bonanzas mineras de los siglos coloniales, pero en particular el opulento XVIII, con el tiempo y las revoluciones fue perdiendo poblaci\u00f3n y medios de vida, para entrar en una pobreza que puso en riesgo su viabilidad, sobre todo durante la primera mitad del siglo XX.<\/p>\n
Pero la ciudad sobrevivi\u00f3 gracias a tres recursos: ser el asiento de los poderes estatales, haber heredado y preservado un patrimonio monumental de gran hermosura, y albergar al principal proyecto de educaci\u00f3n superior en el estado desde 1732: el antiguo colegio jesuita de la Sant\u00edsima Trinidad, devenido en el colegio felipense de la Pur\u00edsima Concepci\u00f3n en 1785, y finalmente en Colegio del Estado en 1870. Antecedente \u00e9ste de la actual Universidad de Guanajuato, fundada en 1945.<\/p>\n
El clima de peque\u00f1a provincia ilustrada con aspiraciones cosmopolitas ayud\u00f3 a que en los a\u00f1os cuarenta se haya integrado un conjunto de intelectuales, artistas y acad\u00e9micos locales que impulsaron un proyecto in\u00e9dito de producci\u00f3n y difusi\u00f3n de las artes y las ciencias. Ese grupo de hombres y mujeres, apoyados por la universidad y el gobierno estatal, inici\u00f3 un fen\u00f3meno prodigioso: el arte y la cultura constituidos en recursos para salvar a una ciudad alica\u00edda, pero orgullosa de su pasado y de su peculiar arquitectura.<\/p>\n
Guanajuato encontr\u00f3 la cuarta veta para sostener su futuro: el turismo, que comenz\u00f3 a fluir desde los a\u00f1os cincuenta y que no ha hecho m\u00e1s que crecer. Tanto, que hoy se ha convertido en un problema; muy similar, por cierto, a las problem\u00e1ticas que padecen ciudades con vocaci\u00f3n tur\u00edstica como Venecia, Florencia, Roma, Atenas, Par\u00eds, C\u00f3rdoba, El Cairo y muchas m\u00e1s.<\/p>\n
Uno de los problemas que aquejan a estas urbes tan visitadas es el ruido. La bulla causada por las actividades l\u00fadicas que se desarrollan alrededor de estos flujos de fuere\u00f1os, \u00e1vidos de diversi\u00f3n y vivencias al l\u00edmite. Los espacios p\u00fablicos y privados se llenan de ruido hasta la exageraci\u00f3n. Recordemos los recientes sucesos en las playas de Mazatl\u00e1n, desbordadas de conjuntos de tambora, redova y vientos. El derecho a la tranquilidad de los habitantes, e incluso de muchos visitantes, se viola flagrantemente, sacrificado en favor del derecho a ganarse el sustento por parte de los perpetradores. Pero a qu\u00e9 costo.<\/p>\n
Escribo estas l\u00edneas motivado por el incidente reciente suscitado en la Plaza de San Roque en Guanajuato capital: un grupo de rock programado por la direcci\u00f3n de cultura del municipio exasper\u00f3 a un vecino notable de la plaza, hombre sabio y de edad, quien sali\u00f3 a exigir moderaci\u00f3n en el volumen del concierto. Fue recibido con burlas e insultos por parte del conjunto musical y del p\u00fablico de mozuelos, que demandaban poder hacer su voluntad en un espacio p\u00fablico. El altercado termin\u00f3 con el destacado arquitecto, defensor del patrimonio de la ciudad, derribado en el suelo y siendo objeto del escarnio p\u00fablico.<\/p>\n
El municipio public\u00f3 algo que quiso remedar una disculpa al injuriado. Pero creo que debi\u00f3 reconocer su omisi\u00f3n al no hacer respetar el Bando de Polic\u00eda y Buen Gobierno, vigente desde 2009, en sus art\u00edculos 3, 11, 12 y en particular el 32, numeral VII: \u201cOcasionar molestias con emisiones de ruido superiores a los 68 decibeles\u2026\u201d (t.ly\/TZElA). La Organizaci\u00f3n Mundial de la Salud recomienda 55 decibeles para una convivencia razonable. 80 decibeles tiene el tr\u00e1fico de una ciudad grande, y 90 es el ruido de una aspiradora. Los conciertos de rock montan hasta los 120 decibeles (t.ly\/cQ7LV).<\/p>\n
En el debate que he sostenido en redes electr\u00f3nicas, sobre todo con j\u00f3venes, me doy cuenta de que se tiene la concepci\u00f3n equivocada de que, en un espacio p\u00fablico, cualquiera puede hacer lo que le pegue en gana.<\/p>\n
No es as\u00ed: los espacios p\u00fablicos son lugares de convivencia social arm\u00f3nica donde rigen los derechos compartidos. Dice el art\u00edculo 10 del bando citado: \u201cTodas las personas a las que se refiere el art\u00edculo 6 [locales y fuere\u00f1os, adultos y menores] tienen derecho a comportarse libremente en los espacios p\u00fablicos del Municipio y a ser respetadas en su libertad. Este derecho se ejerce sobre la base del respeto a la libertad, la salud, la dignidad y los derechos reconocidos a los dem\u00e1s, as\u00ed como del mantenimiento del espacio p\u00fablico en condiciones adecuadas para la propia convivencia.\u201d<\/p>\n
Es urgente que la autoridad aplique su norma y ponga orden en las calles y plazas de la ciudad, que hoy son invadidas por la estridencia de bocinas fuera de comercios de f\u00e1rmacos y ropa. De igual manera, los eventos \u201cculturales\u201d deben respetar el derecho de los vecinos a la moderaci\u00f3n y al descanso. El turismo como actividad econ\u00f3mica, que le permite el sost\u00e9n a muchas familias locales, no puede ser el pretexto para la permisividad y el abuso.<\/p>\n
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