72 años de Entremeses en Guanajuato, 3
Luis Miguel Rionda
Corría el año de 1959. El primero de mayo de ese año estaba anunciada una función de los Entremeses Cervantinos a las 8:30 de la noche. Sin embargo, todos los actores se dieron cita a mediodía en la parroquia de San Pedro y San Pablo en la ciudad de Yuriria, a 120 kilómetros de Guanajuato capital, en un tiempo cuando las carreteras y los vehículos no permitían un traslado fluido.
Se trataba de la boda religiosa de dos jóvenes actores, que formaban parte de la segunda generación de actores del Teatro Universitario. La primera generación había renunciado en masa por desacuerdos con el director, quien echó mano de la troupe de Luis Ferro para sacar adelante la temporada.
Los nuevos consortes eran Isauro Rionda y Esther Ramírez. El primero era estudiante del último año de derecho. La segunda cursaba el tercer año de química. Ambos habían egresado de la licenciatura en arte dramático. Ya contaban con una probada carrera escénica con participaciones en diversos montajes de Luis Ferro, Enrique Ruelas y Eugenio Trueba. Su boda representaba un hito para el conjunto universitario, que acudió completo a la lejana Yuriria.
Luego de la ceremonia religiosa siguió un banquete en la casa del suegro, el doctor Miguel Ramírez Tinoco, quien no reparó en gastos pues Teté era la primera en casarse de sus cinco hijos. Necesariamente, la fiesta debió concluir temprano porque había que regresar para atender la función nocturna. El doctor Ramírez despidió a los histriones con una botella de licor para cada uno. Ya podrán imaginarse el animado y accidentado retorno en varios automóviles repletos de jóvenes alegres. No faltó quien debió detenerse y devolver el vientre para desintoxicarse.
El maestro Ruelas estaba furioso por el estado del alegre conjunto; pero al final de la función debió reconocer que el desempeño de los alborozados comediantes fue uno de los mejores en su carrera. Durante muchos años resonaron los ecos de aquella romería en la memoria de los asistentes, quienes me compartieron una y otra vez los detalles de esa jornada ajetreada, pero sobre todo la intensidad de una función desinhibida y jocosa.
Ocho meses y tres semanas después nací yo, en las manos de mi abuelo Miguel, en su hermosa casa en Yuriria. Aunque tuve problemas de alumbramiento, tuve la suerte de que él era un partero muy experimentado, y salvó mi vida.
Por eso me considero hijo putativo del Teatro Universitario y de los Entremeses Cervantinos. Fui concebido, estoy seguro, en esa noche alegre y memorable. Soy feliz.
Hoy se realizará la función del 72 aniversario de los Entremeses en San Roque. No faltes.