*Pero sigue el pésimo servicio
Autobús de la ruta Cuevas-Pardo, exhibe las nuevas tarifas. Foto: J. M. Álvarez.
En medio de la inconformidad y el enojo, los usuarios del transporte público de pasajeros tuvieron que pagar a partir de hoy martes 10 pesos la tarifa general en la ciudad de Guanajuato.
Hoy se aplicó el segundo aumento tarifario que autorizó el ayuntamiento de la capital, luego de que este incremento se retrasó para no afectar a la entonces candidata del PAN a la presidencia municipal, Samantha Smith Gutiérrez, quien ganó los comicios pasados.
Era previsible que después de las elecciones sería autorizado el aumento a las tarifas, que afectan principalmente a los habitantes de las comunidades rurales, porque el alza es mayor, dependiendo de la distancia de cada localidad.
Mientras se aplicó hoy el nuevo aumento de un peso, para llegar a diez el pasaje, varios camiones siguen con la contaminación auditiva, al llevar sus estéreos a muy alto volumen, sin que los tránsitos municipales hagan algo al respecto.
Esta unidad de la ruta a Cuevas llevaba el estéreo a todo volumen.
Esta situación se sigue dando en algunos camiones que cubren la ruta de la comunidad de Cuevas hacia la calle de Pardo.
Algunos otros operadores, también tienen la costumbre de manejar e ir utilizando el teléfono celular, unos más van a exceso de velocidad, con sobrecupos o dan un mal trato a las personas adultas mayores.
Son algunas de las irregularidades en que incurren algunos choferes del servicio público de transporte en la capital del estado.
Además, los usuarios del servicio insisten que los permisionarios y concesionarios del transporte de Guanajuato deben cumplir con el compromiso de modernizar sus unidades, porque muchas en la actualidad están muy viejas, ya cumplieron su vida útil.
Sin embargo, y a pasar del incumplimiento en este sentido, los camioneros aplicaron el segundo aumento tarifario, que viene a afectar la deteriorada economía familiar, más a quienes tienen que utilizar hasta dos o tres camiones diariamente para trasladarse a sus trabajos o escuelas.