*El precio de tortilla aumentó casi el 100 por ciento en cinco meses
*El pollo aumentó 100 pesos el kilo; el huevo de 30 a 40 pesos
*Lo que más le duele al pueblo, la crisis económica
La inflación en México sigue pegando en los bolsillos de las familias y para muestra, en tan solo cinco meses aumentó el kilogramo de tortilla que se cotizaba entre los 10 y 12 pesos y actualmente se vende entre los 20 y 24 pesos, de acuerdo a las diferentes zonas geográficas.
El huevo, de pronto subió de 30 a 40 pesos/kilo al menudeo. El pollo aumentó hasta cien pesos/kilo, cuando hace tres meses estaba en 75 pesos.
La inflación está alta. El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador recibió al país cuando imperaba una inflación de entre 3 y 4 por ciento anual. Ahora se encuentra al 7.7 por ciento en sólo tres años y meses de ejercicio.
Esta crisis no la ha podido contener ni el Banco de México que, según se ha señalado, una de sus funciones fundamentales, es controlar la inflación.
Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, con un poco de pesimismo, afirmó a los medios de comunicación –a través de un “Twitter—luego del anuncio oficial del Plan de gobierno para contener la inflación, que “controlar precios sólo funciona en el corto plazo”.
Y sí, seguramente por eso se hizo énfasis en la presentación del plan, de que tendrá una duración estratégica, sólo por un periodo de seis meses.
En cuanto al precio de las hortalizas, si bien estos son variables, llevan una tendencia hacia el alza permanente.
El jitomate en mercados populares varía en promedios de 20 a 30 pesos/kilo. El limón no baja de 40 pesos y el aguacate de 60 y hasta 80 pesos el kilogramo. La cebolla anda entre 15 y 20 pesos el kilo.
La carne de res en carnicerías populares, se comercializa, según el tipo de cortes, hasta en 200 pesos el kilogramo. Por supuesto que no se trata de filete u otros cortes especiales, pero sí de carne para caldo con hueso, bistec, diezmillo. La chuleta de cerdo anda en 60-70 pesos el kilogramo.
Con todos estos incrementos a los productos de la canasta básica, los salarios mínimos otorgados al principio del año, quedaron literalmente pulverizados.