Marcha por el INE

Luis Miguel Rionda

La sociedad civil mexicana se manifestó este domingo 13 con toda la fuerza de su irritación. Cientos de miles de personas salieron a las calles de una sesentena de ciudades del país. Guillermo Valdés, exdirector del CISEN y director de la consultora GEA, calculó un total de 640 mil personas desfilando en la CDMX, con base en una metodología que explicó en su cuenta de Twitter (https://t.ly/1q_z). Sería difícil realizar un cálculo similar en el resto de las ciudades, pero yo creo que casi un millón de ciudadanas y ciudadanos salieron a las calles a expresar su rechazo a la reforma electoral retardataria que impulsa el presidente de la república y sus partidos prohijados.

Yo fui uno de aquéllos. En el estado de Guanajuato se convocó tempranamente a participar en las marchas a realizarse en León e Irapuato. Pero nada se sabía —o yo no sabía— de otras ciudades, entre ellas la capital de la entidad, donde habito. Sorpresivamente, en la tarde-noche del sábado comenzó a circular una convocatoria, vía las redes socio-digitales, invitando a iniciar la marcha capitalina desde el monumento a Sóstenes Rocha, frente al Palacio de Gobierno. Colaboré en la difusión de ese llamamiento, aunque sin demasiada fe en tener éxito con tan poca anticipación. Acudí con un poco de desánimo, temiendo encontrarme con una docena de despistados; pero cuando llegué al Paseo de la Presa me sorprendió encontrar, ya en marcha, a una partida de manifestantes que superaba el centenar de mujeres y hombres vestidos de blanco, con detalles en rosa mexicano.

En el camino al centro de la ciudad se nos fueron uniendo varias docenas de personas, y cuando llegamos a nuestro destino, la Plaza de la Paz, ya sumábamos entre 350 a 400 personas, coreando consignas improvisadas como “el INE no se toca, ni la democracia se trastoca” o “el INE es del pueblo, no del gobierno”. El buen ánimo y gran entusiasmo de todos se contagiaba fácilmente. Yo me sentí abrazado por mis paisanos guanajuateños, muchos de los cuales son mis viejos amigos, compañeros muchos de causas ciudadanas previas.

Fue un esfuerzo prácticamente anónimo, sin liderazgos protagónicos evidentes. Se me pidió dar un breve mensaje a los participantes, en mi calidad de ciudadano común, profesor universitario sin cargos ni partidismos. A grito pelón reconocí la respuesta tan entusiasta a una invitación apresurada, y afirmé que la democracia nos ha costado 30 años de luchas y sacrificios a los mexicanos. El INE es sólo la institucionalización de esos esfuerzos colectivos. Hay que rechazar con energía una reforma que socava la autonomía y las capacidades ejecutivas de uno de los órganos públicos con más reconocimiento social.

Cientos de gargantas repitieron las consignas de apoyo al INE y de rechazo a la reforma retardataria. Una manifestación breve pero intensa, donde brilló la calidad de la ciudadanía capitalina.

Dimos pie a una respetuosa interpretación del himno nacional que nos emocionó hasta la médula. Y terminamos con los gritos obligados de ¡viva México! ¡Viva Guanajuato! ¡Viva el INE! ¡Viva la democracia!

Por Juan Ma J