José Eduardo Vidaurri Aréchiga

Cronista municipal de Guanajuato

Fragmento del fresco “retablo de la Independencia”de Juan O. Gorman. 1960. Museo Nacional de Historia. Castillo de Chapultepec

La lucha insurgente por la Independencia Nacional se prolongó por once años con once días que transcurrieron del 16 de septiembre de 1810 al 27 de septiembre de 1821. Desde una visión general podemos establecer distintas etapas del movimiento, la primera bajo la conducción de los principales caudillos Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio Allende. A la muerte de los primeros líderes siguió el esfuerzo de Ignacio López Rayón y José María Morelos y Pavón quienes le otorgaron estructura jurídica a la lucha y posicionaron militarmente al movimiento.

Ese esfuerzo fue continuado por las múltiples guerrillas que actuaban de forma dispersa en la geografía novohispana y cobró nuevos bríos en 1817 con la presencia de Francisco Javier Mina y su expedición, pero a la captura y posterior fusilamiento de Mina el movimiento cayó en una etapa de decadencia.

Los prolongados años de la guerra habían mermado el ánimo de ambos bandos, la vida se había tornado compleja para los habitantes de la Nueva España, escaseaba todo y lo poco que había era demasiado caro, el miedo imperaba en pueblos villas y ciudades. Pocos insurgentes como Vicente Guerrero y sus tropas lograron mantenerse en pie de lucha, la mayoría decidieron ampararse bajo las políticas de indulto que impulsó el virrey.

El proceso de consumación de la independencia comenzó, en 1820, a partir del triunfo de los liberales en España al mando de Rafael del Riego y Antonio Quiroga, su lucha por poner de nueva cuenta en vigencia la Constitución de Cádiz puso fin al absolutismo y dio inicio al periodo de la monarquía constitucional.

Los peninsulares radicados en la Nueva España llegaron a concebir la idea de que la Nueva España debería proclamarse independiente para así evitar que la Constitución liberal tuviera efectos en sus privilegios. Para madurar la idea se reunieron en la casa de estudios de la Iglesia de San Felipe Neri en la ciudad de México, La Profesa, encabezados por el presbítero Matías de Monteagudo y por José Tirado que era ministro de la Inquisición.

Retrato de Agustín de Iturbide. Anónimo.

Museo Nacional de Arte.

Los conspiradores de La Profesa sugerían que el virrey Ruiz de Apodaca se hicera del control de la Nueva España en tanto el rey pudiera recuperar su libertad y declarara luego la no vigencia de la Constitución, pero esa estrategia solo funcionaría si se acababa de una vez por todas con los pocos insurgentes que aún seguían en pie de lucha. Fue entonces que la mirada de los conspiradores se volvió hacia Agustín de Iturbide como el personaje ideal para neutralizar primero y acabar después con los insurgentes activos.

Guadalupe Victoria, otro de los insurgentes que se mantenía en pie de lucha escribió en enero de 1821 la “…Carta de la Unión General para luchas por la Independencia y felicidad de la nación mexicana, único objetivo insurgente válido…”, en ella hacía un llamado a los mexicanos para que reflexionaran y demostraran su amor a la patria manifestándose en favor de la Independencia.

Vicente Guerrero también consideró que el acercamiento con los realistas era necesario, era ya el momento de independizarse de Fernando VII y de los españoles constitucionales, así lo expresó en una carta enviada por Guerrero al realista Carlos Moya, aunque la lealtad de Moya al bando realista le hizo rechazar el ofrecimiento del líder insurgente.

Vicente Guerrero. Oleo sobre tela. Anónimo.

En la etapa final de la guerra, en los últimos meses de 1820, las tropas de Guerrero y las de Iturbide protagonizaron algunas refriegas de poca importancia y, en los primeros días de enero de 1821, Agustín de Iturbide inició un intercambio epistolar con Vicente Guerrero, primero para solicitarle una entrevista. Esas cartas se encuentran en el Fondo Reservado José María Lafragua de la Biblioteca Nacional.

En una segunda carta, fechada el 4 de febrero, Iturbide insistió en la entrevista y le menciona a Guerrero que le dará un abrazo si llegan a concretar, de manera conjunta, un buen plan para lograr la independencia. El ejército de Guerrero estaba en malas condiciones, sin armamento y casi sin ropas ni víveres suficientes por lo que es posible pensar que aceptó la entrevista que ocurrió, probablemente, en Acatempan.

El 24 de febrero se declaró el fin de las hostilidades entre los ejércitos de Iturbide y Guerrero, ese mismo día se dio a conocer el Plan de Iguala mediante el cuál se definía la ruta para alcanzar la independencia de México.

Dicho Plan fue redactado por Agustín de Iturbide. Le precedió un manifiesto lanzado a los indígenas, criollos, europeos, africanos y asiáticos que residían en la Nueva España donde les refirió que su deseo era perfeccionar el camino iniciado por Miguel Hidalgo en 1810, la unidad sería la base de la armonía refirió y ese era justo el momento de ponerla en acción en una sola voz, uniéndose insurgentes y realistas en un nuevo proyecto.

El Plan de Iguala definió la independencia de México , establecía la religión católica como única y la monarquía moderada como sistema de gobierno, proponía la presencia de Fernando VII o de algún miembro de la familia real para desempeñar el cargo de monarca, estableció con claridad que todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción, serían considerados ciudadanos, a los religiosos les aseguró que conservarían sus privilegios y propiedades y establecía también que el ejército, producto de la unión entre insurgentes y realistas, se denominaría de las Tres Garantías y sería comandado por el propio Agustín de Iturbide.

Luego de una estratégica campaña en toda la geografía de la Nueva España el Plan de Iguala comenzó a recibir adhesiones y la provincia de Guanajuato no fue la excepción ya que el 16 de marzo en el pueblo de Amoles (actual Cortazar) el coronel Luis Cortazar y Rábago proclamó la independencia de acuerdo como lo establecía el Plan de las tres garantías.

El 24 de marzo de 1821 Anastasio Bustamante y el Ayuntamiento de Guanajuato hicieron lo propio en esta capital sumándose así a la causa trigarante impulsada por Agustín de Iturbide para alcanzar la independencia de México. Luego vendría la firma de los tratados de Córdoba y la entrada triunfal del ejército trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.

Ese 24 de febrero de 1821 en Iguala se presentó también la bandera trigarante que fue diseñada para simbolizar el pacto entre realistas e insurgentes. En nuestra actual bandera se conservan los colores verde, blanco y rojo. Esa es la razón y el origen de que el 24 de febrero celebremos el día de la bandera, nuestra enseña nacional símbolo de nuestra patria y de nuestra libertad.

Bandera trigarante presentada el 24 de febrero de 1821

por Agustín de Iturbide.

Por Juan Ma J

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