José Eduardo Vidaurri Aréchiga
Cronista municipal de Guanajuato
Refirió don Manuel Rangel Camacho en su notable obra IV Centenario de Nuestra Señora de Guanajuato (1969), que la difusión del evangelio en Guanajuato llevó aparejada la devoción a la madre de Dios desde el año de 1557 en que llegó, justo cuando cuando inició la “fiebre de la plata” y se sembraron las semillas de la mística del guanajuatense.
La capilla anexa al hospital de indios mexicanos fue la primera morada de la Virgen María que muy pronto adquirió la advocación de Nuestra Señora de Guanajuato, convirtiéndose así en la imagen tutelar de la población que se puso al amparo de la misma.
Noviembre ha sido desde hace mucho tiempo un mes propicio para fortalecer el culto mariano en esta población, fue precisamente, el 18 de noviembre de 1737, cuando don José de Sardaneta y Legazpi regaló la preciosa peana o base de plata de martillo sobre la cual descansa la imagen de Nuestra Señora de Guanajuato, justo en ese año las celebraciones del octavario dedicado a la venerada imagen se desarrollaron con gran espectacularidad.
Imagen de la Virgen con la peana o base original de un antiguo grabado.
El mayordomo o responsable de las funciones en esa ocasión fue el propio José Sardaneta y Legaspi quien exhortó a todos los trabajadores de la mina de Rayas para crear un fondo que en diez meses acumuló $7,000 lo que permitió gastar casi mil pesos al día, en la celebración hubo mascaradas, comedias, loas, toros y fuegos artificiales.
El 8 de noviembre de 1765 durante las celebraciones del octavario dedicado a la patrona de Guanajuato se llevó a cabo la solemne dedicación del templo de la Compañía de Jesús en nuestra ciudad, habiendo sido elegida la venerada imagen como madrina de dicho acontecimiento, para darle mayor lucimiento al acontecimiento se presentaron magníficos coros y orquestas de las más importantes ciudades de la Nueva España, hubo también corridas de toros y, por supuesto, ingeniosamente se iluminaron los edificios principales de la ciudad.
En 1784 a propósito de los terribles truenos que en el mes de enero sembraron el miedo en los habitantes de nuestra ciudad, se procedió a implorar la protección y patrocinio de la virgen mediante una procesión y un solemne novenario. El mercedario fray Miguel Martínez pronunció un sermón que fue editado y del que se rescató un fragmento que insertamos aquí:
“…Por último, Vos, Señora, Augusta Madre de Dios, Consuelo, Asilo, Santuario de Guanaxoato, apoyad nuestra promesas cerca de vuestro Hijo, poned a su vista nuestras lágrimas: todos los que habitamos este lugar, vivimos y queremos vivir a la sombra de vuestro patrocino… juramos solemnemente a Vuestro Hijo y a Vos una fidelidad inviolable… libradnos de los peligros que nos rodean: salvadnos, Señora:perecemos, dadnos la mano, y si hemos de morir en medio de tan amargas tribulaciones, asidos de ella pasaremos a vivir entre los gozosos suaves de la eternidad. Así sea.”
Antiguo grabado de la imagen de Nuestra Señora de Guanajuato.
En 1786 el Obispo de Michoacán confirmaba la petición hecha por don Martín Coronel, vecino de Guanajuato, para conceder por autorización del Papa Pío VI, la indulgencia plenaria para los fieles que acudieran a orar el segundo domingo del mes de noviembre de cada año a la parroquia de Guanajuato en donde se celebra el Patrocinio de la Santísima Virgen también llamada Nuestra Señora de Guanajuato.
Las fiestas del patrocinio del año de 1788 fueron también notables por haber contado con una misa Pontifical celebrada por el Obispo de Sonora Fr. José Joaquín Granados y donde el Canónigo Lectoral de Valladolid, Ramón Pérez de Anastariz, pronunció un sermón. El mayordomo en esa ocasión fue el Conde de Valenciana.
Durante la guerra de Independencia Nacional, el domingo 18 de noviembre de 1810, en plena celebración del patrocinio de la Virgen, los generales insurgentes Juan Aldama, Joaquín Arias, Mariano Jiménez y Mariano Abasolo cargaron en andas a la venerada imagen, mientras que Ignacio Allende era el caudatorio, el que llevaba alzado el manto imperial de la virgen, al concluir la procesión predicó fray José Ma. de Jesús Belaunzarán.
El 24 de noviembre las tropas realistas, luego de recuperar la plaza, juraron cono patrona a la virgen, la declararon generala del ejército español y la adornaron con una banda y un bastón como señal de autoridad.
La celebración del patrocinio de la virgen fue durante el siglo XIX una constante que incluía, por supuesto, la ingeniosa iluminación de los principales edificios de la zona aledaña a la parroquia y la tradicional verbena.
En 1877 por iniciativa del señor cura Perfecto Amézquita se tomó la determinación de colocar la venerada imagen en el altar principal del templo parroquial, la celebración de las fiestas del patrocinio fueron espléndidas y estuvieron presididas por el Obispo José María de Jesús Diez de Sollano y Dávalos. En ese año se pensó también en la importancia de protocolizar, canónicamente, el patrocinio que desde el siglo XVI existía como una iniciativa devocional del pueblo.
Fue también a propuesta del cura Amézquita cuando se decidió en 1877 la distribución del octavario del patrocinio en ocho barrios y minerales de la ciudad para que recibieran, en un ambiente festivo y con la iluminación de cada barrio, la visita de la virgen.
Antigua tarja donde se anunciaban las fechas y los lugares donde se celebrarían las iluminaciones.
Es a partir de entonces que estas manifestaciones del fervor popular empiezan a ser denominadas como las iluminaciones, en esencia se trata de verbenas en donde se expresa el genuino sentimiento espiritual de los católicos guanajuatenses. A decir de don Manuel Leal quien fuera cronista de nuestra ciudad, son murgas callejeras en donde es notoria la alegría popular, hay puestos de cañas, cacahuates, fritangas, adornos de papel, fuegos artificiales, costumbres sencillas pero arraigadas que forman parte de nuestro patrimonio cultural.
Memorables fueron las celebraciones del patrocinio del año 1897 en las que predicó el antiguo párroco de la ciudad canónigo Manuel Alba y donde celebró la eucaristía Ramón Prat, capellán del templo de Belén. En 1900 en las celebraciones del patrocinio presidió el Arzobispo de Linares Santiago Garza Zambrano y predicó el padre José Sisó, en 1901 cantó la misa el cura Idelfonso Portillo y predicó el padre Francisco de P. Traill.
1907 fue extraordinario por haber declarado oficialmente a la venerada imagen, patrona de la ciudad de Guanajuato, luego de 350 años de su arribo a esta población y de gozar desde entonces de una devoción especial. Las celebraciones transcurrieron en un marco de espléndidas ceremonias litúrgicas que eran el preámbulo de la coronación que ocurriría el siguiente año.
En efecto, la coronación canónica de la Virgen María en la advocación de Nuestra Señora de Guanajuato tuvo lugar el 31 de mayo de 1908 a las 8:53 horas y estuvo a cargo del Obispo de León don José Mora y del Río quien presidió también las celebraciones del patrocinio en el mes de noviembre.
Soneto dedicado a la virgen en 1827, en la parte inferior del grabado se puede leer como se suplica la iluminación y adorno para los días 10 y 11 de noviembre.
Luego vino la revolución, el conflicto cristero y múltiples dificultades para llegar a la época actual, destacando que en ningún momento se han interrumpido las celebraciones del patrocinio, se trata de una tradición que se mantiene vigente y que ha ampliado su presencia para atender al evidente crecimiento urbano que ha experimentado nuestra ciudad.
Cada barrio se prepara con días de antelación para recibir la visita de la virgen de Guanajuato, desde muy temprano se comienzan a instalar los puestos de comida y fruta de la temporada, poco a poco se anima el barrio y al car la tarde el altar preparado para la imagen luce sus mejores galas, el barrio se ilumina, suena la música y los aromas de comida típica invaden el espacio que es punto de concentración de vecinos e invitados que celebran jubilosamente la presencia de la venerada imagen en su barrio. Nota: Todas las imágenes que acompañan este texto fueron tomadas del libro de don Manuel Rangel Camacho IV Centenario de Nuestra Señora de Guanajuato (1969)