José Eduardo Vidaurri Aréchiga

Cronista municipal de Guanajuato

Recapitulación histórica: México entre 1848 y 1857

Al concluir la guerra entre México y los Estados Unidos de Norteamérica con la firma de los tratados de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, la población cayó en un estado de agudo pesimismo, se había perdido la confianza en las autoridades civiles y militares del país y los problemas económicos habían crecido de manera significativa.

Los años siguientes estuvieron marcados por un clima de anarquía y, solamente se hacía presente la opinión de los intelectuales haciendo severas críticas al sistema. José Joaquín Herrera fue presidente hasta enero de 1851, Mariano Arista ocupó el cargo hasta 1853 y, luego de brevísimos interinatos, Antonio López de Santa Anna retomó el cargo de presidente del 20 de abril de 1853 al 12 de agosto de 1855.

Ese sería el último periodo de gobierno de Santa Anna, mismo que estuvo caracterizado por ridículos desplantes como el hacerse llamar “Alteza Serenísima”. Santa Anna gobernó al margen de la Constitución y estableció un régimen absolutamente centralista y dictatorial.

Los liberales se pronunciaron en su contra con el “Plan de Ayutla” que pedía el cese de Santa Anna, el nombramiento de un presidente interino y la instalación de un congreso que redactara una nueva constitución.

Santa Anna pronto comprendió la importancia del movimiento y salió a combatirlo personalmente sin éxito. Cuando Félix Zuloaga se pasó al bando de los opositores a Santa Anna, éste decidió convocar a un plebiscito para definir, mediante un sí o un no, su permanencia en el poder. El pueblo optó por el NO y Santa Anna dejó de ser el personaje central de México.

La presidencia fue ocupada, de manera provisional, por el caudillo de la Revolución de Ayutla Juan Álvarez quien se rodeó de un calificado equipo de colaboradores de los cuales destacaron Melchor Ocampo, Ignacio Comonfort, Santos Degollado y Benito Juárez.

Juan Álvarez convocó a un congreso constituyente y se depositó el poder ejecutivo, de manera provisional, en Ignacio Comonfort que gobernó a partir del 11 de diciembre de 1855. La presidencia de Comonfort no estuvo exenta de contratiempos de quienes buscaban preservar sus privilegios.

La Constitución de 1857

Mientas eso sucedía el Congreso Constituyente entregaba los resultados de su trabajo, una nueva Constitución que fue jurada el 5 de febrero de 1857 y con la cual el país se organizaba en forma de república representativa, popular y federal.

La Constitución de 1857 inicia con una declaración de los derechos del hombre en la que se reconocen las garantías de libertad, igualdad, propiedad y seguridad, así como la soberanía popular. El poder público se dividía en Legislativo, residente en la Cámara de Diputados, el Senado quedo suprimido; el ejecutivo estaría en manos del presidente de la república y se eliminaba la figura de vicepresidente; el poder judicial estaría representado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Conforme lo establecía la Constitución de 1857, se efectuaron elecciones para designar al nuevo presidente, resultando triunfador Ignacio Comonfort que ocupó el puesto con carácter constitucional el 1 de diciembre de 1857. 

Sin embargo, poco tiempo después, el 17 de diciembre de 1857 el presidente Ignacio Comonfort se separó de manera desleal del cargo argumentando que no era posible gobernar con la Constitución pues resultaba demasiado radical y, para muchos conservadores, inaplicable y perjudicial para la salud pública nacional.

El gabinete de gobierno se inconformó con la situación y se produjo el arresto de varios colaboradores del presidente Comonfort, entre ellos Benito Juárez. La situación fue aprovechada por los conservadores opositores a la Constitución quienes proclamaron el Plan de Tacubaya mediante el cual pedían la elaboración de una nueva Constitución.

De inicio, Ignacio Comonfort reconoció y apoyó el Plan de Tacubaya convirtiéndose así en un auténtico revolucionario que rompía todo vínculo legal con el gobierno electo constitucionalmente.

El partido conservador designó como presidente provisional del país a Feliz Zuloaga, comandante de la guarnición de Tacubaya, y desconoció a Ignacio Comonfort.

Se imponía de manera absoluta el respeto a la ley. Comonfort arrepentido ordena la liberación de Benito Juárez quien se convertía, de acuerdo con lo establecido en el artículo 79 de la Constitución, en el presidente constitucional interino.

La legalidad del gobierno de Benito Juárez al frente del gobierno de la República se basó en el artículo 79 de la Constitución sancionada y jurada el 5 de febrero de 1857. En el referido artículo se estableció lo siguiente:

“…En las faltas temporales del presidente de la República, y en la absoluta, mientras se presenta el nuevamente electo, entrará a ejercer el poder el Presidente de la Suprema Corte de Justicia…”

Benito Juárez, libre, salió de la ciudad de México el 12 de enero de 1858, se trasladó a Querétaro a donde llegó el día 16 y, posteriormente el día 17 salió con rumbo a la ciudad de Guanajuato, a donde llegó el día 18 a las nueve de la mañana.

Benito Juárez en Guanajuato

La decisión de Benito Juárez de trasladarse a Guanajuato obedeció, entre otros factores, a que Guanajuato brindaba certeza y lealtad al orden constitucional como lo refleja el decreto publicado el 25 de diciembre de 1857 por el gobernador del Estado de Guanajuato, Manuel Doblado, en el que se establecía lo siguiente:

Art.1º. El Estado de Guanajuato no obedece al gobierno revolucionario que ha creado en México el pronunciamiento de la brigada Zuloaga.

Art. 2º. Se excita a los demás Estados de la Federación para que formen una liga con el fin de restablecer el orden constitucional.

Art. 3º. Al efecto se nombra al Excmo. Sr. General D. Anastasio Parrodi general en jefe de las fuerzas de los Estados coaligados, autorizándolo ampliamente para que disponga de ellas como estime conveniente.

Art. 4º. Se ofrece a los señores diputados que forman el Soberano Congreso Nacional esta ciudad, para que se reúnan y continúen en el ejercicio de sus funciones interrumpidas por la sedición del ejército.

Art.5º. Serán tratados como reos de lesa nación los que secundaren el plan de Zuloaga. O de alguna manera conspiren por la difusión de aquel movimiento.  

Melchor Ocampo
Manuel Doblado

                   Melchor Ocampo                                                   Manuel Doblado

Los estados coaligados en favor del restablecimiento del orden constitucional fueron: Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Michoacán, Aguascalientes y San Luis Potosí.

De acuerdo con el historiador Jesús Rodríguez Frausto quien escribió el libro “La huella de Juárez en Guanajuato”, es muy probable que las primeras horas de su estancia, el día 18 de enero, las haya dedicado al descanso después del largo y agitado viaje que se desarrolló durante la noche del 17 y madrugada del 18 de enero.

Benito Juárez llegó a Guanajuato acompañado de algunos de sus principales y leales colaboradores; el reconocido y brillante abogado liberal Melchor Ocampo, el notable abogado oaxaqueño Manuel Ruiz y, el renombrado jurista y político León Guzmán a quienes se sumarían días después el prestigiado escritor y político Guillermo Prieto y el destacado general Santos Degollado.

El día 19 de enero de 1858 el licenciado Benito Juárez García asumió formalmente el cargo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos, es muy probable que el acontecimiento se haya verificado en el Salón de Cabildos del Palacio de Gobierno, sede del H. Ayuntamiento de Guanajuato. El presidente Benito Juárez declaró, provisionalmente, a la ciudad de Guanajuato capital de la República.

Manuel Ruiz, auxiliar de todas las confianzas del presidente Juárez, ocupó de inicio el cargo de ministro universal en tanto se afinaban y redactaban los nombramientos de los integrantes del gabinete. Luego se otorgaron los nombramientos respectivos.

El presidente Juárez nombró como ministro de Relaciones y Guerra a Melchor Ocampo; en Hacienda a Guillermo Prieto, en Fomento a León Guzmán, en Gobernación a Santos Degollado, en Justicia, Instrucción Pública y Negocios Eclesiásticos a Manuel Ruiz.

Luego el presidente Juárez y su gabinete se pusieron en acción para mantener en pie a la Constitución, y la república y, con tenacidad garantizar el respeto y cumplimiento de la Ley emitiendo algunos importantes manifiestos y circulares.

El presidente Juárez y su gabinete permanecieron en la ciudad de Guanajuato hasta el día 13 de febrero que partió, junto con sus colaboradores, con rumbo a Guadalajara.

Durante su estancia de 27 días en la ciudad de Guanajuato el presidente Benito Juárez fue tratado con hospitalidad y generosidad por la mayoría de la sociedad guanajuatense, principalmente por el pueblo minero que le ofrecía muestras de cariño, respeto y admiración, como escribió el profesor José Arenas, quien además refiere que era del gusto del presidente Juárez acudir, junto con su comitiva, a un café que se ubicaba a un costado de la entrada derecha del templo parroquial, en donde con modestia y amabilidad estrechaba las manos de la gente del pueblo. El patriótico café que alojaba al presidente se llamaba “El Pabellón Nacional”.

Guanajuato debió tener por esa época un aproximado de 63,000 habitantes y experimentaba un ligero aumento en su población y, de acuerdo con lo que consignan los registros históricos de la época, el estado de ilustración de la población era “bueno” ya que contaba con once escuelas de primeras letras y funcionaba con regularidad y excelente calidad el Colegio de la Purísima Concepción, precedente de la actual Universidad de Guanajuato.

Pocos años antes, en 1851, se había iniciado la instalación y operación de fuentes en diferentes barrios con el propósito de abastecer de agua a los pobladores de la ciudad. La minería seguía siendo la vocación económica principal. Guanajuato estaba conectado a la línea telegráfica desde 1853. Pero qué más hizo Juárez durante su estancia en Guanajuato.

Lucio Marmolejo en sus “Efemérides guanajuatenses o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato” consigna que durante su permanencia en Guanajuato el presidente Juárez acudió a presenciar algunas funciones de teatro, integramos aquí las tres efemérides respectivas:

1858.- 19 de Enero.

 “Tiene lugar la noche de este día en el teatro de Guanajuato el Beneficio del primer actor D. Manuel Fabre: la función fue brillante, asistieron el presidente, sus ministros y algunos gobernadores: la pieza que se representó tenía por título “Pobres de México y Huérfanos de Tampico”.

1858.- 26 de Enero.

Beneficio de la Sra. Pavia: más brillante tal vez que el anterior: se presentó la comedia titulada “Una lágrima y un beso” y asistieron a más de los personajes mencionados en la efeméride anterior, otros gobernadores y el general de las fuerzas coligadas D. Anastasio Parrodi”.

1858.- 29 de Enero.

Al estarse representando la pieza denominada “Una restitución”, y estando el teatro completamente lleno, se escuchó de repente un terrible trueno que hizo estremecer el edificio: un verdadero pánico se apodera de los concurrentes, casi todos huyen precipitadamente creyendo que había estallado una revolución, o que se trataba de asesinar al Presidente que allí estaba también, cuya especia había ya circulado de antemano. Sin embargo, la calma se restablece en breve rato, al saberse que aquel estallido había tenido por origen el incendio de una fábrica de pólvora situada junto al Santuario de Guadalupe”.

Resaltando lo más importante de la presencia del presidente Benito Juárez en Guanajuato, fue su clara y decidida defensa del estado de derecho en favor del mantenimiento de las instituciones republicanas, a pesar de las tempestades políticas del momento.

Juárez lanzó, desde la ciudad de Guanajuato un enérgico manifiesto donde daba a conocer las circunstancias que lo llevaron a ocupar la presidencia de la república y donde da a conocer el derrotero que habría de seguir en defensa de la constitución y la república.

Benito Juárez representa la defensa de las libertades individuales, el derecho y la consolidación de la República. Fue el más amoroso y tenaz defensor de la Constitución de 1857 que sentó las bases del México moderno.

Por Juan Ma J