*Guanajuato es tierra de fe, tradición e identidad cultural en Semana Santa
*En las minas ya no regalan agua fresca o nieve
La Judea se realizará una vez más en la capital.
El Viernes de Dolores, previo a la Semana Santa, tiene los eventos católicos más representativos y tradicionales en la ciudad de Guanajuato que data de 1885, festividad que se realiza en honor a la Virgen María, incluye la colocación de altares en los hogares de los fieles y en las minas, en memoria de los siete dolores que María padeció por su hijo Jesús.
Como parte de la costumbre, quienes visitan estos altares son recibidos con un vaso de agua fresca o nieve. En tiempos recientes, la celebración se ha enriquecido con la verbena popular del Día de las Flores, donde la venta de flores embellece el inicio de la festividad y llena de colores la ciudad de Guanajuato, concretamente alrededor del jardín Unión y calles aledañas.
En el municipio de Purísima del Rincón se celebra cada año, durante la Semana Santa, La Judea, que tiene a Judas Iscariote como figura central. Este personaje es representado de diversas formas, incluyendo el Judas triste, el blanco, el Ranchero y el Diablo.
Los participantes utilizan máscaras artesanales talladas en madera de colorín, tradición que se remonta a 1873 y se atribuye al retratista Hermenegildo Bustos. Actualmente, el municipio alberga un museo dedicado a estas máscaras y a La Judea, reafirmando su importancia como un símbolo cultural de Guanajuato.
La Peregrinación al Cristo Negro ocurre desde 1560, miles de fieles acuden cada año al Santuario del Señor del Hospital en Salamanca para venerar al Cristo Negro. La procesión coincide con la Semana Santa y rememora la llegada de la imagen, la cual, según la tradición, inclinó su cabeza el Martes Santo en señal de su voluntad de permanecer en ese lugar.
La figura del Cristo Negro, elaborada en 1543 en Pátzcuaro, Michoacán, con caña de maíz, mide 1.80 metros y pesa 13 kilos. Cada Martes Santo, el Cristo es bajado de su nicho y colocado frente al altar para ser venerado por los fieles.
Estas celebraciones, profundamente arraigadas en el corazón de los guanajuatenses, reflejan la esencia del estado: una combinación de fervor religioso, creatividad artesanal y un sincretismo cultural que une el pasado y el presente en expresiones vivas de identidad.
Pierden tradición en minas
Empresarios canadienses eliminaron la tradición.
Con la llegada de empresarios mineros canadienses, quienes tienen en su poder los yacimientos de metales preciosos de la ciudad de Guanajuato, se cortó de tajo la tradición de regalar nieve y agua de betabel o de limón con chía.
Uno de los mineros jubilados que formó parte de la Sociedad Cooperativa Santa Fe de Guanajuato, don Chuy Camargo, recuerda que en la época que encabezó Edgardo Meave como gerente de esta cooperativa, se unían los obreros para dar cada año el viernes de Dolores, no solo agua y nieve a los visitantes que llegaban a la mina de Cata y a otras más, sino que también daban caldo de camarón, tostadas de ceviche, cerveza y hasta mezcal.
Esos tiempos terminaron, lamenta el señor Chuy, quien tiene un jacalito donde vende abarrotes y bebidas como refrescos, en la entrada de la Ex Hacienda de Santa Teresa.
Recuerda que hace muchos años, se formaban grandes filas a la entrada de la mina de Cata para recibir nieve de todos los sabores, “y hasta algunas personas adultas se les regalaban cerveza y uno que otro mezcalito”.
Pero, esto terminó, porque los empresarios extranjeros, ya dejaron de continuar con la tradición y los obreros ya no pudieron juntarse para festejar a su virgen de Dolores, únicamente en sus hogares.